Estrategias para preservar el tratamiento sin perder el ocio
Vacaciones. Tiempo en el que una persona se toma un receso de sus actividades cotidianas de sus obligaciones, estudios o trabajo. También puede ser el tiempo en el que se toma un receso de algo para descansar, despejarse, o lo que fuere. En el caso de padres y niños, es decir, las vacaciones y receso escolar pueden tener connotaciones de lo más variadas.
En la argentina son casi tres meses de receso en verano y dos semanas en invierno. Algunos colegios, sobre todo los bilingües, suelen tener una semana alternativa en primavera, acortando las de verano.
Desde padres e hijos
Las vacaciones de verano y las de invierno son palabras mayores para los padres. Sobre todo, las primeras por su longitud. Si bien llegando diciembre el cansancio se siente y las ganas de poner un freno también, es cierto que la escolaridad es tiempo que los padres sienten que los niños tienen de tiempo estructurado, seguro, creativo y productivo. Las vacaciones de verano se presentan como un desafío para los padres. ¿Cómo acompañarlos en el tiempo de ocio de una manera saludable? Y por sobre todo…como alejarlos de las pantallas, el gran mal de la época moderna que atenta contra su desarrollo y salud mental.
En casos de diversidad y discapacidad
Cuando los niños acuden a tratamiento por diferentes cuestiones; dislexia, apoyo escolar, TEA, Síndrome Down, etc…El receso escolar suele coincidir con el de las terapias. Aunque a veces se busca que este sea más breve. Las necesidades de apoyo y acompañamiento pueden ser tales que es necesario reajustar, desde los profesionales, calendarios, agendas y estrategias para acompañar en los desafíos a los niños.
Aquí algunas ideas prácticas que pueden ser útiles durante el verano:
- Planificar mes, semana y días: Armar un calendario es útil. Por ejemplo, como padre se puede pensar, que da de la semana son los de invitar algún amiguito, que di de la semana se puede destinar a un paseo, que día de la semana se puede destinar a hacer una salida cultura o al cine, a una librería, que día de la semana se pueden visitar parientes. Estos son pequeños hitos que les “cortan” el largo día a los niños. No todos los días es necesario alguna actividad e incluso estas actividades pueden ser breves, pero el saber que están ya los organiza y los predispone a que el tiempo que se está en casa ociosamente, sea de mejor calidad.
- El uso del tiempo libre: El aburrimiento es necesario, en todo tipo de “neuro condiciones”. El juego libre, el pensar a qué juego, el pensar, escuchar música, leer, etc.…actividades más tranquilas y contemplativas. El único desafío aquí es como padre lograr que ese tiempo libre no termine en pantallas, peleas entre hermanos o conductas disfuncionales.
- Pantallas: Sirve pautar horarios y tener como adulto el control de los dispositivos. Eso ayuda a que los niños bajen la ansiedad con respecto al tema. Sepan cuando les toca y cuando no realmente puedan conectarse con otra cosa que no sea la expectativa de conectarse.
- Redes: Redes de apoyo reales. La visita de un abuelo, un tío, organizarse con madres amigas, vecinas. Ya sea para lo recreativo, o para lo laboral, ya que los adultos no tenemos la misma cantidad de receso que nuestros niños.
- Escapadas: Vacaciones, viajes, escapadas de fin de semana son un valioso tiempo en familia que permiten hacer microcortes de la rutina y encontrar tiempo libre, y de mucho crecimiento para los niños.
Las vacaciones de verano son un desafío. Por eso es importante ser igual de planificador que en la semana laboral. No por ello caer en la vorágine de cosas. El tiempo de fiaca, ocio y juego libre es realmente vital para cada niño. Simplemente atentos a cada hijo, planificar, ser conscientes de las limitaciones, pedir ayuda, ajustar agendas, terapias, y pensar con astucia y no necesariamente bolsillo, diversas actividades sanas, creativas y beneficiosas para nuestros niños y su bienestar.