
Estrategias de abordaje terapéutico
¿Qué es?
Frecuentemente se habla sobre las alteraciones en la sensorialidad. Se habla sobre la hiper o hipo sensibilidad de nuestros sentidos y de la capacidad que tenemos los individuos para decodificar a nivel neuronal la información que proviene de ellos cinco: vista, oído, gusto, olfato y tacto. En muchas condiciones en donde hay modificaciones en el desarrollo neuropsicológico de las personas, como es en el Autismo, la sensorialidad puede verse afectada.
La hiper sensorialidad en la alimentación es justamente tener un umbral muy bajo en la captación de los olores, el sabor, la textura, las combinaciones e incluso la temperatura de los alimentos. Es como si toda la percepción estuviera magnificada de manera tal de que los estímulos se perciben de manera tan intensa que son intolerables para el individuo, los rechaza y lleva a la: Selectividad Alimentaria.
Por ende, la Selectividad alimentaria, es un patrón de comportamiento que lleva al individuo a rechazar y evadir continuamente los alimentos que le resultan aversivos o insoportables. Hace que la persona se vuelva extremadamente selectiva con su alimentación e inflexible. Eligiendo pocos alimentos, que se repiten y que en lo general deben estar preparados siempre de la misma forma. En el caso del TEA, puede tener que ver con rechazar directamente todas la frutas o verduras. O los alimentos por si están calientes o fríos. O mismo por si tienen muchos colores.
Consecuencias
Lo que no se tiene en cuenta, es que la hiper sensorialidad y la Selectividad Alimentaria pueden traer consecuencias muy graves porque repercuten en cuestiones vitales del individuo. Una persona que tiene una hiper sensorialidad para las texturas y los olores, puede verse inclinada a rechazar muchos alimentos y restringirse a unos pocos. Viéndose perjudicada su salud física y mental, no hay que olvidarse que el intestino es el segundo cerebro. Es posible que esta selectividad alimentaria tenga que ver también con cuestiones de inflexibilidad muy típicas en estos cuadros. Pero si bien por lo general es una resultante de ambas, la hipersonarialidad es en gran parte la raíz de fondo.
Signos
El rechazo a la alimentación es bastante lineal de ver. El niño puede rechazar su incorporación, volverse irritable, selectivo, tener arcadas, vómitos o transformar su expresión facial al comer.
La importancia de su tratamiento
Este tema es central porque se genera un circulo vicioso. Es sabido que la alimentación y la incorporación de alimentos es un aprendizaje, el niño se va costumbrando a discriminar los diferentes sabores y texturas. Cuando entran en este círculo, cada vez es más difícil desandar el camino. Las repercusiones en el cuerpo son directas y peligrosas, que pueden afectar su nutrición y desarrollo infantil y también ir agudizando sus trastornos de base.
¿Cuándo se da?
En este punto, es importante aclarar que la selectividad alimentaria es algo muy característico en el TEA, pero que también se puede dar en otras condiciones como la hipersensibilidad específicamente y otras condiciones del neurodesarrollo.
Terapias y estrategias:
- Terapia ocupacional y sesiones de integración sensorial: En este punto acudir a un Terapista ocupacional va a permitir empezar a trabajar sobre la integración sensorial del niño, lo cual es el punto de partida fundamental del problema, suelen ser muy eficaces.
- ABA: Las terapias de análisis conductual aplicado son de gran ayuda y eficacia para trabajar muchos de los síntomas asociados y TEA. Reducir su aparición y sus implicancias negativas. Esta terapia, a través del tratamiento programado, escalonado, el registro, el monitoreo y la motivación busca ir haciendo modificaciones puntuales y paulatinas de ciertas conductas. En este caso el foco es empezar a ampliar lentamente el repertorio de la alimentación, a través del habito, la asociación positiva, la motivación y el trabajo de la flexibilidad cognitiva asociada indirectamente.
- SOS – Desensibilizacion Sensorial en secuencia: Es un tratamiento que hace foco en favorecer la desensibilización a través de diferentes pasos a partir de desarmar el acto alimenticio: tolerancia, interacción con olores, tacto y sabor hasta llegar finalmente a la incorporación del alimento. Cada acto, a su vez, se descompone en varios ítems, que son seguidos con una lógica y un objetivo.
La selectividad alimenticia no es sólo cosa de niños. Y el no tratarlo a tiempo puede hacer que el problema se agrave y se vuelva más difícil de desandar. Un cuerpo sano redunda en una mente sana. La alimentación es la base de todo y lo es más aun en estos casos.