Cuando se piensa en inclusión escolar hay varios ejes a tener en cuenta. La mayoría están puestos en lo que sucede dentro del aula. Desde lo académico y lo social. Pero los recreos son un punto muy importante que no ha de ser pasado por alto puesto que gran parte del día del niño en la escuela sucede también en tiempo desestructurado entre recreos, horarios de almuerzo y momentos de formar la fila.
¿Son tan claras las intervenciones en estos aspectos como lo son en el aula? Lamentablemente no y muchas veces se pasan por alto.
Lo cierto es que el momento de recreo es un gran desafío social, emocional y cognitivo para todos los niños en general. Es un momento en donde el orden, la estructura y la previsibilidad de aula se esfuman. Salen todos al patio en dulce montón y la cantidad de adultos por niño desciende significativamente. El adulto, a no ser que se lo convoque, no está como mediador. Entonces de un segundo al otro, y con el sonido de un timbre, la dinámica que corría en el aula ya no sucede en el recreo.
Ahora los niños están solos y libres para jugar. Para algunos es más fácil comunicarse e incluirse en diferentes juegos. Adaptarse a los cambios y a las diferentes propuestas. A los desafíos, a las frustraciones y las negociaciones.
Para otros niños no es así y presentan desafíos en
- La comunicación
- La integración en diferentes grupos o subgrupos
- En el entendimiento de nuevas reglas explicitas o implícitas sociales y de juego
- Adecuarse a la frustración o a la espera de diferentes momentos y eventos
- Adaptarse a juegos distintos de los que naturalmente elegiría
Los niños con TEA suelen tender a elegir sus propios intereses y preferir un juego más en solitario si es que los intereses del resto no se adecuan. A veces de querer incluirse en algún juego les es difícil expresarlo o hacerlo de manera adecuada. La tolerancia a ciertas frustraciones puede ser un desafío muy grande llevándolos a ciertas conductas disruptivas, entre otras.
¿Qué estrategias se pueden adecuar a este momento tan importante de los recreos?
- Trabajo terapéutico previo y posterior: primero que todo el tiempo de recreo ha de ser un momento para trabajar en la terapia de cada niño. Desde los sentimientos que le despierta, ansiedades, miedos hasta las mejores maneras de desenvolverse. Incluso se pueden practicar escenas a través del rol playing, imaginar historias sociales y o de resolución de problemas.
- Juegos inclusivos: Hay juegos típicos que por lo general no despiertan el interés de niños con TEA como por ejemplo el futbol. Pero hay otros juegos, como las figuritas que si pueden ser un canal integrador y hay que aprovechar esos momentos para potenciar lazos y desarrollar habilidades sociales.
- Reglas de cortesía y comunicación: Trabajar con el niño reglas de cortesía, maneras de saludar, de aproximarse, practicar frases tan sencillas, pero tan necesarias como: “Puedo jugar con vos?”. Cuestiones clave que funcionan de herramientas y que le van dando cintura social.
- Seleccionar compañeros lideres positivos: Dentro de cada grupo hay niños que son más lideres que otros. Estos niños pueden actuar como lideres positivos, ayudándolos a integrarse. Designando específicamente que niño va a ser.
- Adulto de referencia: Que en el espacio del recreo el niño sepa específicamente con que adulto puede contar en caso de necesitar intervención o ayuda.
- Tiempo de regulación: Entender que el momento del recreo puede ser extenuante para un niño con estos desafíos. Incentivar la interacción social y también respetar y dar marco a los momentos en los que el niño quizás necesita descansar socialmente, regularse y hacer un tiempo fuera.
La integración escolar fuera del aula, en los recreos también es algo a planificar y a trabajar constantemente. Estas estrategias para favorecer la inclusión en los recreos de niños del espectro autista son una de las tantas iniciativas que se pueden tener en cuenta para optimizar este momento tan rico en la vida de los niños y también para prevenir cuestiones como el bullying o le malestar emocional.