La hora silenciosa de los supermercados: Una práctica interesante, pero que desata algunos debates

“La hora silenciosa de los supermercados” es una ordenanza que se estableció recientemente en la Ciudad de Mar del Plata que implica que durante dos horas semanales por la mañana haya menos luces, y menos ruido en los supermercados. Se busca que en ese periodo de tiempo gente con autismo, neurodiversidad y que sufren del impacto visual de las luces y la intensidad del ruido puedan hacer sus compras sin sufrir del caos que implica ir a un supermercado como hace el común del agente.

Se busca con eso generar un momento donde las compras no estén invadidas por luces tan altas o carteles luminosos, ni voces estridentes llamando por el altoparlante comentando las promociones.  Se busca también poder hacer de una actividad diaria y necesaria, un momento de paz. Esta práctica tan normal como que una persona adulta neurodivergente vaya al supermercado o un padre con un niño autista lo haga puede resultar realmente catastrófico y displacentero en un ambiente sobresaturado de gente, ruido, estímulos y caos. Con lo cual la única alternativa a eso es lo digital y comprar desde la computadora en casa. Lo cual, en definitiva, termina siendo no inclusivo.

“La hora silenciosa de los supermercados”

Si bien esta iniciativa es muy positiva y viene de la mano de toda una iniciativa general que se empieza a ver en shoppings, restaurantes (aún de comida rápida), cines, teatros, etc….no deja por ello de disparar otros interrogantes al respecto. Interrogantes que nos llevan a pensar si la inclusión es realmente inclusiva y si se puede hacer todavía mucho más de lo que se está haciendo. ¿Estamos pensando “fuera de la caja” en materia de inclusión o todavía falta cambiar el paradigma?

Por tal motivo este ejemplo de “La hora silenciosa de los supermercados” es un buen ejercicio para pensar esto:

  1. En primer lugar. ¿Es suficiente una hora a la semana para quien se le brinda esta posibilidad? ¿Qué pasa si ese día la persona en ese horario trabaja, o va al colegio? ¿Realmente es inclusiva? ¿O es una tilde más en la lista de las entidades y organismos que quieren incluir prácticas de este fin a modo de cumplir con lo mínimo indispensable? ¿Se puede extender ese horario? ¿Por ejemplo, no se puede pensar en que todos los días exista un rango horario o más de uno?
  2. En segundo lugar y yendo un paso más allá. Si los supermercados realmente quieren convertirse en lugares inclusivos porque no buscan reducir como regla básica cuestiones conversables como la intensidad del ruido, el impacto visual en general, la disposición de los objetos, el aforo de gente. Esto sería un gran paso más allá. Pero si partimos de la base de que cada vez se demuestra que hay personas neuro diversas y que sufren altamente del impacto del medio visual y auditivo. ¿No serían preguntas a fondo a hacerse? 
  3. En tercer lugar. ¿Cuál es el papel de la educación? ¿Puedo yo como municipio o supermercado como entidad educar a mis consumidores? ¿Alternar a una compra ordenada y menos ruidosa? Preguntas valiosas para hacerse como sociedad.

Hacerse todas estas preguntas no implica desmerecer lo bueno que es encontrar estas iniciativas. Solo implica preguntarse si realmente estamos frente a un cambio de paradigma en materia de neurodiversidad o estamos frente a un mero cumplo y me voy. Es nuestro rol como sociedad ir por más siempre, porque en la inclusión no hay medias tintas sino es 100% inclusiva.

Escribinos

Si tenes dudas o consultas completá el siguiente formulario. Te responderemos a la brevedad.

Error: Formulario de contacto no encontrado.