
Jessica Watson es conocida mundialmente por haber sido la persona más joven en haber dado la vuelta al mundo con su pequeño velero. En un derrotero complejo y desafiante, Jessica Watson, la joven australiana que en ese momento tenía 16 años, se propuso dar la vuelta al mundo sola, y lo logró. A partir de allí su historia sirvió de inspiración para todo el mundo, se han hecho infinidad de notas, charlas, ha publicado varios libros y recientemente una película sobre su historia: “Espíritu libre”.
Y es que no ha de sorprender, su historia es fascinante e inspiradora para grandes y chicos en todo sentido.
La historia de una niña sencilla
El mensaje de Jessica es empedrador. Ella era una niña como todas. Vivía en su casa con sus padres y sus tres hermanos. Iba al colegio y al volver a casa jugaba con ellos. Desde chica le habían diagnosticado dislexia, por lo cual enfrentó diversos desafíos académicos que la llevaron a dedicar un tiempo extra en el estudio, y en la práctica de la lectura y la escritura. Su madre, figura muy cercana y alentadora en la vida de Jessica Watson, solía leerle mucho, sobre todo un libro titulado “Lionheart” que trataba sobre la historia un joven de 18 años que dio la vuelta al mundo solo en su barco.
De sus horas de lectura le fue de inspiración y Jessica, amante del mar y de la navegación, se propuso lo mismo.
La dislexia y las cartas náuticas
La dislexia es un trastorno de la lecto escritura, que dificulta la incorporación del aprendizaje del lenguaje escrito y la escritura. No tiene que ver con la capacidad intelectual del individuo, pero la dificultad a este el incorporar nuevos conocimientos a través de la lectura o expresarlos de manera escrita. Esta condición no tiene cura, pero tal como se ve en el caso de Jessica Watson, con una detección temprana, empeño y estrategias claras de afrontamiento y correctas técnicas de estudio, se puede manejar de manera de ir avanzando en los estudios y en la vida.
Cuando pensamos en el desafío de Jésica, la hazaña fue gigantesca para cualquier joven de 16 años. Implica valor, valentía, determinación, tolerancia a la soledad y a la frustración, tenacidad, etc….
Pero cuando hay un diagnóstico, el sentimiento de quién lo posee es que en algunos sentidos uno está un paso atrás que el resto. Si cuesta leer un libro de texto, las cartas náuticas son un desafío mayor para una persona con dislexia.
¿Por qué nos conmueve?
Jessica Watson la joven con dislexia que dio la vuelta al mundo en su velero sola nos conmueve por su valentía, por su visión y coraje. Estuvo 210 días sola en el mar, por su cuenta, dependiendo de sus propias capacidades
- Por los valores que mostró a su corta edad.
- Por lo superador de la dislexia. La dislexia nunca la definió, no la percibió como un obstáculo. Para ella es simplemente como era y con esa misma simpleza hizo lo necesario para afrontarlo y ajustar sus adaptaciones y entorno para perseguir sus objetivos. Desde el liderazgo situacional puede decirse que ella es una líder nata, adaptándose y contagiando sus sueños a otros.
- Por el mensaje de que se puede. De que nosotros de la manera que seamos somos el punto de partida. El resto es ajustar, adaptar intentar y soñar. Otra vez, la dislexia para ella fue leída como su particular manera de entender, leer y aprender. Sus cartas náuticas estuvieron plagadas de resaltadores y colores, que le ayudaron en su lectura. No hay marinero en el mar más colorido que lo que fue esa niña.
- Nos conmueve esa madre, que dedicó horas y horas a leerle a su hija. Con esfuerzo y amor, con sacrificio y también muchos ratos de disfrute compartido. Esa madre que la alentó siempre a ir por más y soñar en grande.
- Por esos padres y hermanos al lado como una roca, enseñándole, estimulándola, conteniéndola, queriéndola y cuidándola aun cuando la situación se hizo difícil. Fueron su fuerte y su derrotero más grande que le marcó el rumbo.
Jessica Watson fue una joven que en el año 2009 con apenas 16 años atravesó el océano sola. Era joven, navegante, aprendiz, hija, hermana y también tenía dislexia. La dislexia no la definió, sólo fue un condimento más de su punto de partida. Y todo esto se tradujo en su singular y única forma de enfrentar las altas olas del mar en su velero.