Ganar tiempo, de eso se trata. Frente al autismo y otros trastornos generales del desarrollo, estimular lo antes posible las áreas del individuo afectadas es uno de los mayores predictores positivos. Cuanto antes se trabajen los aspectos relacionales, de interacción social, lenguaje y comunicación en general, mejor pronóstico hay. Por otro lado, el diagnóstico temprano y adecuado, permite ganar tiempo y reducir la brecha que la falta de comunicación puede ir generando entre un niño y los pares de su edad. Por tal motivo, uno de los modelos que mayor aceptación tuvo y tiene a nivel mundial, es el Modelo de Denver. Modelo originado por Sally Rogers en Estados Unidos y que mayor eficacia ha demostrado a lo largo de todos estos años de vigencia.
Se trata de uno de los más grandes programas de estimulación temprana finamente planificada muy utilizado en autismo, pero también en otros trastornos del neurodesarrollo.
El modelo Denver
El Modelo Denver es uno de los modelos más famosos y aplicados en lo que requiere a la estimulación temprana planificada en niños de muy corta edad. Su nombre entero es Modelo Denver de Atención Temprana para Niños Pequeños con Autismo.
Es un modelo que esta destinado a estimular a nivel conductual general, y también específicamente en las áreas descendidas, a niños que rondan el año y los cuatro años. Partiendo de una profunda evaluación inicial, se planifica una estimulación que tiene un objetivo fundamental facilitar la comunicación entre el niño y el adulto. Fomentar el aspecto de interacción social, lenguaje y comunicación es algo central para el desarrollo de los niños y se observa afectado en el autismo, sobre todo en edades tempranas.
La motivación
Lo más interesante del Modelo Denver, y quizás lo que hizo que fuera tan apreciado, es que es un modelo que resulta poco invasivo para el niño. El adulto parte de sus motivaciones e intereses personales, para de ahí y gradualmente y jugando, convocándolo y comunicándose. La motivación del niño debe ser constante. Sino hay motivación no hay aprendizaje. Y a partir de ahí un espiral ascendente de interacción. El adulto constantemente convoca al niño y mide su nivel de motivación para ir haciendo los ajustes necesarios.
El ambiente natural
Otro de los aspectos que hace que este modelo sea apreciado tiene que ver con la naturalidad. Se parte del ambiente natural y de la vida cotidiana del niño. Lejos de consultorios que nada tienen que ver con él. El modelo Denver apunta a estimular en el contexto hogareño o escolar donde se mueve aquel. Cuando la estimulación, el juego y el aprendizaje se dan en los ambientes naturales del niño con los actores principales de su vida, todo adquiere mayor sentido y relevancia. El niño aprende más rápido y con mayor nivel de interés.
Como en casa
Por tal motivo las sesiones del modelo Denver pueden realizarse en el cuarto de un niño, en el living de su casa, en su jardín, etc.…recorriendo los diferentes ambientes y aprendiendo diferentes áreas intercaladas con aspectos de la vida cotidiana. Se puede aprender lenguaje receptivo con los elementos de la cocina de casa o los juguetes del cuarto. Se puede estimular el lenguaje, el autocontrol, la atención, etc. Los juegos del propio jardín e incluso con la participación de los hermanitos, padres u otras personas y hasta mascotas que componen el hogar. Todo queda en la creatividad del terapeuta.
Pero lo que hay que entender es que debajo de esta espontaneidad y creatividad existe un fina planificación y evaluación que constantemente busca estimular al niño de la manera más natural posible.
Un modelo científico y amigable a la vez, que es muy utilizado por diferentes profesionales expertos en autismo en la Argentina.