Los desordenes auditivos suelen afectar a la gran mayoría de personas con Trastorno del Espectro Autista y también están presentes en otros casos de neurodiversidad. Su sola presencia puede acarrear múltiples consecuencias para las personas que los padecen, afectando su bienestar físico y emocional. Su existencia puede redundar en problemas conductuales, emocionales, sociales y de rendimiento académico y laboral. Su intensidad puede resultar muy incapacitantes. Por eso es fundamental tener conciencia de su presencia y trazar herramientas individuales para cada persona. A veces, cuestiones sencillas pueden impactar enormemente en la calidad de vida de las personas que sufren estos desordenes auditivos.
¿Qué son los desórdenes auditivos?
Los desórdenes auditivos a grandes rasgos se pueden observar en:
- Presencia tanto de hipo como hipersensibilidad auditiva
- El procesamiento sensorial puede ser desordenado y atípico
- Puede haber dificultades en diferenciar sonidos o palabras
- Puede repercutir en la comprensión del lenguaje
- Puede repercutir en el tono de la voz y su entonación
¿Cómo impactan?
Es increíble pensar como algo que se percibe periférico tiene un impacto muy grande en el desarrollo psicoevolutivo de las personas. Las alteraciones en el procesamiento sensorial, en lo que respecta al plano auditivo, pueden interferir en diferentes áreas centrales de nuestro desarrollo.
- En la correcta adquisición y desarrollo del lenguaje: ya que, si es difícil diferenciar matices, o tonos de vos, o eliminar interferencias auditivas, esto impacta en la capacidad de aprender palabras, frases, significaciones.
- En lo cognitivo: Sobre la adquisición del lenguaje se apoya nuestro desarrollo cognitivo, nuestra capacidad de aprendizaje, nuestra comprensión y resolución de problemas
- En lo emocional: el impacto socio emocional que el retraso va generando es innegable. Además de las consecuentes pérdida de pertenencia al no comprender sutilezas del lenguaje o verse obstaculizado y alterado por algunos ruidos que para el resto de las personas son inocuos.
Por mucho o por poco….
Una de las características que más se observan en este trastorno es la disparidad de la decodificación y recepción de los estímulos auditivos. La persona se puede mostrar muy hipersensible a ciertos ruidos, chillidos, música, aparatos electrónicos, etc…. O, muy por el contrario, y a la vez, no registrar o tener una alta tolerancia a ruidos muy fuertes y que serían muy disruptivos en general.
Para los niños que se encuentran en etapa escolar uno de los grandes desafíos a convivir es con el ruido. El ruido del timbre, el bullicio del recreo, o de las clases numerosas. ¿Cómo concentrarse y no perder la atención frente a tanto ruido? A su vez, una de las principales quejas son el ruido de las sillas y los bancos al moverse. Ese ruido los puede alterar mucho.
Consecuencias emocionales:
Hay infinidad de consecuencias conductuales que pueden traer aparejados los desórdenes de tipo auditivo.
- Escapes o esconderse
- Migrañas, tensión y contracturas
- Autolesiones
- Lesiones a otros
- Aislarse y dificultades sociales
- Alteraciones emocionales
¿Qué hacer y cómo acompañar?
Desde las pelotas en las patas de las sillas hasta favorecer ambientes más amigables, hay que comprender que frente a las dificultades sensoriales hay que diagnosticar, comprender y aceptar. El autoconocimiento es la mejor manera de encontrar los espacios en los que una persona está bien. Y, si se va a exponer a sonidos que le resultan desagradables, encontrar técnicas de afrontamiento, regulación sensorial, momentos de descanso y tiempo fuera, entre otros.
Comprender el “Perfil Sensorial” detallado de cada individuo es comprender qué ruidos lo pueden alterar, desregular o angustiar. Qué otros pueden desenfocarlo o hacerle perder la atención y cuales no puede discriminar bien que le impidan aprender adecuadamente. Comprender esto también permite ajustar las estrategias de aprendizaje y psicopedagógicas fundamentales para su aprendizaje en general.