
Ir al dentista supone siempre un desafío. Son pocas las personas que disfrutan el control periódico anual con el dentista o ir a realizarse cualquier intervención. Es una visita médica que de por sí suscita estrés, sensación de perder el control y temor al dolor. La boca es un área sensible y compleja del organismo humano. El pensarnos expuestos a cualquier intervención genera muchos sentimientos.
En los niños con TEA, aparte de todo esto recién mencionado, se suman otras cuestiones. Muchos factores de la ida al dentista suponen un desafío aparte. Lo no conocido, la sensación de no tener el control, las luces muy fuertes, los olores intensos, el instrumental, el alto nivel sensorial. Y, no obstante, la ida al dentista es ineludible por su importancia para el desarrollo saludable.
Adecuaciones mentales
La primera modificación que hay que hacer para que la ida al dentista resulte lo menos traumática y lo más efectiva posible cuando se está frente a un niño dentro del Trastorno del Espectro autista tiene que ver con la “adecuación mental” del profesional que lo va a tratar. Es decir, el dentista tiene que estar informado que a su consulta va a acudir un niño con los siguientes desafíos. La formación de los profesionales es fundamental en este sentido, pues el trato, el tiempo y los modos que utilicen con el niño pueden resultar claves para su adecuación a este espacio.
¿Qué estrategias se pueden utilizar?
Antes
- Anticipar: la anticipación es fundamental en general en niños, en niños dentro del trastorno del espectro autista y sobre todo en momentos de estrés. Anticipar, explicar a dónde se va y porque permite al niño irse organizando mentalmente, ir preparándose e ir haciendo preguntas para sentirse más seguro, preparado y tranquilo.
- Ayudas visuales: Para la anticipación y la organización, las ayudas visuales son fundamentales y de gran ayuda.
- Elecciones: También es un momento donde el niño puede solicitar ir con un peluche, su mascota, etc.
Durante la visita al consultorio del dentista
- Paciencia, flexibilidad de tiempos: Los adultos que acompañan como el dentista deben entender que los tiempos han de flexibilizarse. Se debe ser más pausado y tranquilo. Quizás lleve mas tiempo que el niño logre estar tranquilo y listo para la intervención o incluso entender que quizás el procedimiento se deba finalizar en más tiempo o incluso en más visitas. Una actitud tranquila y paciente es fundamental.
- Comunicación clara, pausada y sencilla: Anticiparse y contarle al niño, comunicarse de manera segura, sencilla y clara. No llenarlo de información, pero irle contando, paso a paso, lo que va a suceder.
- Mostrar lo que se va a hacer: Mostrar el instrumental sin atemorizar, pero darle una sensación de seguridad y de que puede ver.
- Intentar reducir el impacto de la luz: La luz puede ser muy intensa para los ojos del niño, intentar redirigirla lo más posible.
- Puede ayudar una música tranquila.
- Facilitarle opciones: Que el niño pueda elegir entre pequeñas opciones le brinda seguridad y sentir que tiene el control de la situación.
- Facilitarle otros elementos: cada vez es más usual ver perros de asistencia en el dentista. El perro puede ser un factor regulador muy importante y tranquilizador. Que reduce los momentos de meltdown o los famosos escapes.
Después
- Reforzar la actitud, el esfuerzo y la constancia. Premiar.
- Conversar en casa
La ida al dentista es un paso ineludible en la salud general de los niños, y su control desde pequeños es fundamental. Por lo cual es muy importante intentar que cada idea sea lo más placentera posible.