La estimulación temprana es una actividad fundamental en el crecimiento y desarrollo de todo niño en etapa de crecimiento. En realidad, sin saberlo, las conductas de amor, de cuidado y nutrientes que damos a nuestros hijos son las principales fuentes de estimulación temprana que pueden tener. Nuestro contacto y caricia, nuestra mirada, nuestra voz, nuestro sostén en momentos de calma y de necesidad o alteración. Nuestro estilo de aproximarnos y todo el ambiente que rodea a un recién nacido y a un niño es estimulante. Padres, hermanos, abuelos, mascotas…todo un mundo nuevo al que el niño va abriendo sus ojos y sentidos, para aprender de él y para aprehender en el sentido más profundo del término.
El ambiente “suficientemente bueno”
Un ambiente de privaciones en alguno de estos aspectos es un ambiente que no favorece el crecimiento del niño, reduciendo sus habilidades natas de desarrollo y crecimiento o impidiéndolas. El ambiente es un facilitador, y aunque no sea un ambiente perfecto, porque no los hay, como decía Margaret Mahler se trata del cuidador “suficientemente bueno”. El ambiente suficientemente bueno es el que brindara al entorno estos aspectos. Y esto es muchísimo.
La estimulación temprana
Sucede que a veces, en este interjuego de las potencialidades y el desarrollo psicomotor que trae el niño y el ambiente, las cosas no suceden como se espera para cada edad. Y más allá de las diferencias y tiempos individuales que hay que entender y respetar para cada hito evolutivo, hay cuestiones que han de ser atendidas.
A veces, cuando hay alteraciones puntuales en el niño, hay un diagnóstico o un retraso en alguna de sus áreas, la estimulación temprana se presenta como aquella actividad reglada y programada en la que la intervención se realiza con el niño pequeño para potencias su desarrollo bien temprano en un area puntual o varias al mismo tiempo. Esto es realizado por un terapeuta ocupacional, un psicólogo o un profesional de la salud especializado según el área a abordar del niño.
Los juegos naturales
Más allá de estas experiencias puntuales, existen diversidad de juegos muy sencillos a realizar como padres, cuidadores o terapeutas que potencias el crecimiento y el desarrollo de diversidad de habilidades en cuestiones neurotípicas o neuro diversas. Veamos algunas:
- El cuco o esconderse
- Las burbujas
- Las cosquillas
- Las canciones
- Juegos de causa efecto como los pop ups
- Juegos sensoriales de tacto, pintura más, etc.
- Hamacas y juegos físicos como volar, girar, caballito, etc…
- Saltarinas
¿Poque son importantes estos juegos?
Estos juegos son sencillos y económicos. La mayoría son sin objeto. El eje central pasa por el cuerpo, los sentidos, el contacto visual, el encontrarse, el esperar la respuesta del otro para iniciar la propia, la mirada, la sonrisa, la risa.
El valor de la exploración
Son juegos que apuntan al registro corporal, a aprender del propio cuerpo y del cuerpo en interacción con otros. Son juegos que llevan a la sorpresa, al movimiento y la descarga, a la atención y la mirada, al no control porque a veces dependen de la intervención del otro.
El valor de la mirada
Lo más importante es el valor de la mirada, de la atención conjunta. Cuando estos juegos tienen elementos como bloques, pinturas etc… Es importante que el adulto sea quien regula cuando aparecen o dejan de estar. El foco es el encuentro y el disfrute entre los dos y pautar los momentos cuando el niño los puede usar solo.
Existen infinidad de juegos simples en los inicios de la estimulación temprana en general y en la neurodiversidad. Se trata del encuentro, el disfrute, la mirada y el registro corporal. Es un camino de crecimiento y juego simple tanto para el niño como para el adulto.